Un escritor nunca olvida la primera vez que acepta unas monedas o un elogio a cambio de una historia. Nunca olvida la primera vez que siente el dulce veneno de la vanidad en la sangre y cree que, si consigue que nadie descubra su falta de talento, el sueño de la literatura será capaz de poner techo sobre su cabeza, un plato caliente al final del día y lo que más anhela: su nombre impreso en un miserable pedazo de papel que seguramente vivirá más que él.

Un escritor está condenado a recordar ese momento, porque para entonces ya está perdido y su alma tiene precio.
Carlos Ruiz Zafón - El juego del ángel
5 comentarios:
jo, ya pensaba que te iban a publicar algo xD
su alma si que no tiene precio..
Muy buen blog, me gusta y te sigo. Una invitación al mío:
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Me encanta tu blog, te sigo :)
mua
Acabo de descubrir tu blog por casualidad, está superchulo. Bucearé más por aquí ^^
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Besos desde mi árbol
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